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    Abordar el acoso infantil

    La mayoría de las personas se han sentido molestadas, menospreciadas o excluidas por sus compañeros en algún momento de su vida. Los conflictos entre niños, incluso entre amigos, pueden ser una parte normal del desarrollo. Pero algunos comportamientos agresivos cruzan la línea del acoso.



    Abordar el acoso infantil. Foto: Morgan Basham/Unsplash


    "El acoso es un tipo de agresión", dice el Dr. Jamie Ostrov, psicólogo que estudia el desarrollo infantil en la University of Buffalo [Universidad de Buffalo]. "Pero no toda agresión es acoso".

    Para que un comportamiento se considere acoso, debe incluir dos cosas, explica Ostrov. Una es un desequilibrio de poder entre el niño que acosa y el niño que es acosado. Ese desequilibrio puede deberse a diferencias en la fuerza física, la popularidad u otras cosas.

    La segunda es la repetición. Es decir, el comportamiento ocurre más de una vez o crea el temor de que pueda seguir sucediendo.

    El acoso puede ser físico, como golpear o patear. Puede implicar daños a la propiedad, como libros escolares o dispositivos electrónicos. Puede ser verbal, como insultos o burlas. Y puede ser social, como difundir rumores o excluir a alguien de un grupo. Estos comportamientos pueden ocurrir en persona o en línea.

    Ser acosado es una experiencia común. Más de 1 de cada 4 niños en la escuela secundaria informan haber sido acosados en persona. Y 1 de cada 5 estudiantes de secundaria sufre acoso cada año.

    El acoso puede tener consecuencias para toda la vida. La investigación está arrojando nuevos conocimientos sobre cómo prevenir y detener las conductas de acoso.

    Un ciclo de dolor

    Los niños que son vistos como diferentes de sus compañeros de alguna manera tienen más probabilidades de ser objeto de comportamientos de acoso. Ser acosado puede causar un daño duradero. Los niños que sufren acoso tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, y de abandonar la escuela.

    Las razones por las que algunos niños acosan a otros son numerosas. Algunos niños que acosan pueden estar lidiando con agresión o violencia en casa. Otros pueden tener dificultades con las habilidades sociales y tener problemas para comprender las emociones de los demás. Algunos pueden realizar el acoso para encajar o ganar estatus social.

    Ser acosado a veces puede iniciar un ciclo de acoso. Los niños que son acosados a menudo acosan a otros. “Las víctimas aprenden de esas experiencias y pueden convertirse en agresores”, explica Ostrov. Esto también los pone en riesgo de sufrir otros problemas.

    Los niños que sufren acoso en la escuela primaria y secundaria tienen más probabilidades de desarrollar otros comportamientos dañinos a medida que crecen, dice la Dra. Dorothy Espelage, psicóloga que estudia la agresión entre pares en la University of North Carolina.

    "Tienen las mayores probabilidades de sufrir acoso sexual y violencia sexual más adelante", explica.

    Los niños que acosan también tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales y problemas en la escuela, añade Ostrov. Y aquellos que son acosados y acosan a otros corren el mayor riesgo de sufrir afecciones de salud mental y problemas de comportamiento en la escuela.

    Intervenir

    ¿Qué pueden hacer usted o sus hijos si un niño está siendo acosado? Para los niños que son testigos de acoso, hablar en el momento puede resultar arriesgado, dice la Dra. Michele Ybarra, experta en salud mental infantil del Center for Innovative Public Health Research [Centro de Investigación Innovadora en Salud Pública]. "Los niños no quieren ser el próximo objetivo; ese es un temor real", dice.

    Pero hay otras cosas que los niños pueden hacer si quieren ayudar a alguien. “Si a un niño le parece demasiado grande, demasiado aterrador y no seguro hablar cuando es testigo de acoso, entonces tal vez puedan conseguir un grupo de amigos que, juntos, puedan enfrentar al agresor. O ver si un adulto de confianza puede ayudar”, explica.

    Los niños también pueden hacer otras cosas para ofrecer apoyo, añade Ybarra, “como sentarse con la persona que fue acosada durante el almuerzo. O simplemente decirle algo amable en su casillero a veces puede marcar una gran diferencia”.

    Si bien los padres pueden querer confrontar a un niño que está acosando a su hijo, o a los padres del niño que está realizando el acoso, "eso también puede agravar los problemas", dice Ostrov. “Es mejor informar los incidentes a la escuela con calma pero con firmeza”.

    También recomienda escuchar a sus hijos y tener cuidado de no desestimar sus inquietudes. También puede intentar hacer juegos de roles con sus hijos para practicar cómo responder cuando a uno lo acosan.

    “Los juegos de roles con niños para ayudarlos a descubrir cómo resolver estas situaciones pueden tener un gran impacto”, afirma.

    Gran parte del acoso ocurre en persona. Pero esto sucede cada vez más en línea. A esto se le llama ciberacoso. El ciberacoso no es muy diferente del acoso en persona, dice Ostrov. Simplemente está sucediendo en un lugar diferente. Y muchas veces ocurren juntos.

    "Lo que sucede en línea normalmente refleja lo que sucede en la vida real, y viceversa", dice Ostrov.

    El ciberacoso puede ocurrir a través del correo electrónico, mensajes de texto, redes sociales e incluso salas de chat en videojuegos en línea. Es posible que los padres no tengan idea de que su hijo está siendo acosado en línea.

    Señales de advertencia de que un niño está siendo acosado

    • Ropa, libros o aparatos electrónicos perdidos o destruidos
    • Dolores de cabeza o de estómago frecuentes, sensación de malestar o fingir estar enfermo
    • Cambios en los hábitos alimentarios
    • Problemas para dormir o pesadillas frecuentes
    • Bajas calificaciones o pérdida de interés en la escuela
    • Ocultar su dispositivo o pantalla cuando hay otras personas cerca
    • Evitar discusiones sobre lo que están haciendo en su dispositivo
    • Pérdida repentina de amigos o evitación de situaciones sociales
    • Expresar sentimientos de impotencia o pensamientos negativos sobre sí mismos
    • Comportamientos autodestructivos, incluido hablar de suicidio (Institutos Nacionales de la Salud)




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