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    Antonio Trueba

    La primera verbena

    La primera verbena
    que Dios envía
    es la de san Antonio
    de la Florida
    .

    I

    Entre flores y ramas
    tienes tu ermita,
    glorioso san Antonio
    de la Florida;
    ramas y flores
    te dan, Santo bendito,
    ¡tu dulce nombre!

    Bien haya el arquitecto
    que edificara
    tu templo entre las flores
    y entre las ramas,
    hermoso emblema
    del patrón de los niños
    y las doncellas!

    Tras las floridas lomas
    de Sumas-aguas
    se hunde el sol entre nubes
    de oro y de nácar;
    su luz postrera
    brilla en el santo muro
    de la Almudena!

    Siempre que el sol se esconde,
    virgen María,
    melancólica y triste
    queda tu villa…
    ¡Santa Patrona!,
    que el sol para tu villa
    nunca se esconda!

    Sobre el dorado alcázar
    que el cerro ocupa,
    vertiendo resplandores
    sale la luna,
    y en las tranquilas
    ondas del Manzanares
    sus rayos brillan.

    Repican las campanas
    de san Antonio;
    todos los corazones
    laten de gozo,
    todos los labios
    publican de las almas
    el entusiasmo.

    Ya bajan por la cuesta
    de san Vicente
    doncellas y mancebos
    cantando alegres;
    ya el pueblo invade
    la florida ribera
    del Manzanares.

    Virgen de la Almudena,
    ¡santa Patrona!
    ¡que la luna esta noche
    su luz no esconda,
    pues ilumina
    la primera verbena
    que Dios envía!

    II

    ¡Oh qué azul es el cielo
    de nuestra patria!
    Azul como tus ojos,
    niña del alma,
    virgen hermosa,
    débil enredadera
    ¡que en mí te apoyas!

    ¡Oh qué serenas brillan
    luna y estrellas!
    ¡Qué bien huelen las flores
    de la pradera!
    ¡Qué perfumadas
    a refrescar mi frente
    vienen las auras!

    Gloria al Señor que puso
    mi pobre cuna
    donde hay estas estrellas
    y hay esta luna
    y hay estas flores
    y hay estas dulces auras
    y hay estas noches!

    Todos se regocijan
    en la verbena,
    todos, mozos y ancianos,
    varones y hembras,
    cantan y bailan,
    comen, beben y ríen
    o amores tratan.

    Para tratar amores
    unos anhelan
    las misteriosas sombras
    de la arboleda,
    los otros buscan
    las praderas en donde
    brilla la luna.

    Y en el prado florido
    o en la arboleda,
    a la luz de la luna
    o en las tinieblas,
    ¡qué bien, Dios santo,
    se comprenden los pechos
    enamorados!

    El oriente se inunda
    de resplandores,
    estrellas y luceros
    su luz esconden,
    las aves cantan,
    aquí suenan clarines,
    allí campanas.

    Y por ver los encantos
    de la ribera,
    y escuchar los cantares
    que en ella suenan,
    los moradores
    del alcázar se asoman
    a los balcones.

    ¡Oh qué hermosa es la vida,
    pues la engalana
    cada veinticuatro horas
    una alborada!
    ¡Oh si tuviera
    cada veinticuatro horas
    una verbena!

    III

    Repican las campanas
    de San Antonio,
    el templo abre sus puertas
    a los devotos…
    ¡Bendito sea
    el patrón de los niños
    y las doncellas!

    De agradecidas madres
    son donativo
    esas flores que adornan
    el santo niño,
    el niño hermoso
    que sonríe en los brazos
    de san Antonio.

    Y en el altar pusieron
    esas guirnaldas
    las tiernas doncellitas
    enamoradas,
    que al Santo deben
    el ver correspondido
    su amor ardiente.

    ¿Veis esa hermosa joven
    que llega al templo
    conduciendo en sus brazos
    un ángel bello?
    Pues es la madre
    con quien todas las noches
    sueña ese ángel,

    y a cumplir viene un voto
    que al Santo hizo
    estando moribundo
    su dulce hijo,
    sin esperanza
    viendo el fruto bendito
    de sus entrañas!

    ¿Veis esa hermosa virgen
    cuya mejilla
    se pone colorada
    cuando la miran?
    ¿que al altar llega
    cargadita de rosas
    y de azucenas?

    Pues sabed que en la villa
    cuentan que un voto
    hizo al Santo bendito
    si hallaba novio,
    y desde entonces
    va un mancebo a su reja
    muerto de amores.

    Hijos de la armonía,
    nobles hermanos,
    ofrenda de cantares
    traed al Santo,
    que hoy es la fiesta
    del patrón de los niños
    y las doncellas.




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