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    Innovación aumenta vida útil de las frutas

    Un revestimiento natural de origen vegetal está demostrando ser una herramienta prometedora para prolongar la vida útil de las frutas. Al formar una barrera contra la pérdida de humedad y la acción microbiana, el compuesto prolonga hasta tres veces más la durabilidad de la fruta y mantiene su valor nutricional.



    Un revestimiento de origen vegetal está demostrando su efectividad en reducir las pérdidas poscosecha de las frutas, especialmente las destinadas a la exportación. Crédito de la imagen: Queila Teodozio/Agrodan


    La matriz utilizada, la cera de carnauba, es un producto ampliamente disponible, extraído de las hojas de la palma del mismo nombre (Copernicia prunifera), especie originaria de la región nordeste de Brasil, en Ceará.

    “Esta nanoemulsión forma una barrera contra la pérdida de humedad, la acción microbiana y el intercambio de gases entre el interior del fruto y la atmósfera circundante. Esto genera una menor pérdida de masa, con mayor conservación del fruto y mantenimiento de su calidad”, explica el ingeniero agrícola Marcos David Ferreira.

    Los recubrimientos comestibles se utilizan como estrategia para aumentar la vida útil y la calidad poscosecha de muchas frutas y verduras frescas durante el almacenamiento. Se trata de capas delgadas aplicadas sobre la superficie de la fruta, que forman películas transparentes producidas a partir de materiales de calidad alimentaria y que se añaden a las ceras presentes de forma natural en la superficie de la fruta, o como un producto adecuado para ellas.

    Por su parte, las nanoemulsiones contienen partículas de muy pequeño tamaño (con un radio de 10 a 100 nanómetros) y ofrecen ventajas potenciales sobre las emulsiones convencionales, al promover una cobertura más uniforme de las frutas debido al tamaño de sus partículas. Además, tienen una mejor barrera al agua y mejores propiedades mecánicas, ópticas y microestructurales.

    Cuando se incorporan compuestos antimicrobianos y antioxidantes a los recubrimientos, los nanorrecubrimientos permiten la gradual y controlada liberación de esos compuestos durante el período de almacenamiento de los alimentos, extendiendo así la vida útil y mejorando la calidad nutricional de los productos.

    La nanoemulsión obtenida por los especialistas brasileños mantiene las propiedades sensoriales de la fruta, reduce la pérdida de peso, aporta mayor brillo, preserva la calidad y alarga la vida útil de la fruta refrigerada.

    “En comparación a las ceras tradicionales, percibimos una reducción en la pérdida de masa por deshidratación”, afirma el agrónomo César Frank, de 37 años, gerente de operaciones de la empresa Grand Valle, localizada en Valle del Río San Francisco, estado de Bahía (noreste de Brasil). La empresa produce anualmente 40 toneladas de mango y 40 de uva, de las cuales el 60 por ciento se exporta a Europa, EE.UU., Rusia y Corea, y el porcentaje restante va al mercado interno.

    Según Frank, la nueva solución tecnológica es más económica para el productor que las convencionales. Explica que al llegar al mercado, una bolsa de fruta de 4 kilos acaba perdiendo peso. Para evitar esa pérdida, se acostumbra añadir 200 gramos más al embalaje.

    Con el revestimiento vegetal “conseguimos reducir ese complemento de peso hasta en 90 gramos por caja. Hoy añadimos solamente 120 gramos de sobrepeso y el paquete llega al cliente con el peso real, lo que para nosotros resulta en una reducción de costos”, señala.

    Para él, la diferencia más visible es el brillo de la fruta. “Las personas compran la fruta por su aspecto”, dice.

    Queila Teodozio, de 29 años, coordinadora de control de calidad de Agrodan, empresa productora de mangos del estado de Permambuco, también en el noreste brasileño, destaca que al mismo tiempo que el revestimiento con la nanoemulsión aumenta la vida útil (durabilidad) de la fruta, ahorra tiempo y agiliza el trabajo en la estación de empacado, la instalación donde se recibe, desinfecta y procesa la fruta.

    La pérdida de peso de las frutas es la pesadilla de productores y exportadores. Como tienen un alto porcentaje de agua –aproximadamente 85 por ciento–, son muy perecederas y sujetas a variaciones de temperatura y humedad ambiental.

    La pérdida de agua es la que ocasiona la reducción de peso, la marchitez y compromete su apariencia, afectando negativamente la comercialización. (SciDev.Net)

    5 DE JULIO DE 2024



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