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    José Rizal

    Por la educación

    La sabia educación, vital aliento
    Infunde una virtud encantadora;
    Ella eleva la Patria al alto asiento
    De la gloria inmortal, deslumbradora,
    Y cual de fresca brisa al soplo lento
    Reverdece el matiz de flor odcra:
    Tal la educación al ser humano
    Bienhechora engrandece con larga mano.
    Por ella sacrifica su existencia
    El mortal y el placido reposo;
    Por ella nacer vence el arte y la ciencia
    Que ciñen al humano lauro hermoso:
    Y cual del alto monte en la eminencia
    Brota el puro raudal de arroyo undoso;
    Así la educación da sin mesura
    A la patria do mora paz segura.
    Do sabia educación trono levanta
    Lozana juventud robusta crece
    Que subyuga el error con firme planta
    Y con nobles ideas se engrandece:
    Del vicio la cerviz ella quebranta;
    Negro crimen ante ella palidece:
    Ella domina bárbaras naciones,
    Y de salvajes hace campeones.
    Y cual el manantial que alimentando
    Las plantas, los arbustos de la vega,
    Su plácido caudal va derramando,
    Y con bondoso afan constante riega
    Las riberas do vase deslizando,
    Y a la bella natura nada niega:
    Tal al que sabia educación procura
    Del honor se levanta hasta la lectura.
    De sus labios las aguas cristalinas
    De célica virtud sin cesar brotan,
    Y de su fe las providas doctrinas
    Del mal las fuerzas débiles agotan,
    Que se estrellan cual olas blanquecinas
    Que la playas inmóviles azotan:
    Y aprenden con su ejemplo loas mortales
    A trepar por las sendas celestiales.
    En el pecho de miserios humanos
    Ella enciende del bien la viva llama;
    Al fiero criminal ata las manos,
    Y el consuelo en los pechos fiel derrama.
    Que buscan sus beneficos arcanos;
    Y en el amor de bien su pecho inflama:
    Y es la educación noble y cumplida
    El bálsamo seguro de la vida.
    Y cual peñon que elevase altanero
    En medio da las ondas borrascosas
    Al bramar del huracán y noto fiero,
    Desprecia su furor y olas furiosas,
    Que fatigadas del horror primero
    Se retiran en calma temerosas;
    Tal es el que sabia educación dirige
    Las riendas de la patria invicto rige.
    En zafiros estállense los hechos;
    Tribútele la patria mil honores;
    Pues de sus hijos en las nobles pechos
    Transplanto la virtud lozanas flores;
    Y en el amor del bien siempre deshechos
    Verán los gobernantes y señores
    Al noble pueblo que con fiel ventura
    Cristiana educación siempre procura.
    Y cual de rubio sol de la mañana
    Vierten oro los rayos esplendentes,
    Y cual la bella aurora de oro y grana
    Esparce sus colores refulgentes;
    Tal noche instrucción, ofrece ufana
    De virtud el placer a los vivientes,
    Y ella a nuestra cara patria ilustre
    Inmortal esplendor e ilustre.




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