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Los niños con obesidad pueden reducir su cantidad de grasa y riesgo cardiovascular con tan sólo 5 meses de ejercicio físico
Un estudio liderado por investigadores del departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada, en colaboración con pediatras de la Unidad de Endocrinología Infantil del Hospital Clínico Universitario de Granada y colaboradores externos nacionales e internacionales, ha demostrado que los escolares que practican ejercicio mejoran su condición física y su salud.
El trabajo revela que el ejercicio físico practicado de forma regular por estos menores durante los cinco meses de duración del programa, les permitió reducir sus niveles de riesgo cardiometabólico, colesterol LDL, índice de masa corporal, masa grasa, y grasa visceral, además de mejorar su capacidad aeróbica.
«Uno de los hallazgos más notables es que el casi el 80% de los niños y niñas que realizaron el programa de ejercicio físico lograron una reducción significativa en la cantidad de grasa total», apunta Francisco B. Ortega, catedrático del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada e investigador responsable del proyecto.
«Además, observamos que un mayor número de escolares con altas probabilidades de sufrir síndrome metabólico conseguían salir de ese grupo de riesgo como consecuencia del seguimiento de este programa de ejercicio físico. Se observó una tendencia similar en niños y niñas que pasaron de tener una condición física deficiente a una condición física óptima, en función de la capacidad aeróbica», afirma Jairo H. Migueles, miembro del Departamento de Educación Física y Deportiva de la UGR, y uno de los investigadores principales del estudio.
El programa de ejercicio físico desarrollado en este estudio se basa en juegos grupales, sin equipamiento avanzado, que implican actividades sencillas como correr en una pista exterior y la realización de ejercicios de fuerza con una intensidad entre moderada y alta.
Es decir, en unas condiciones similares a las que se dan en el entorno escolar o en las actividades extraescolares, lo que significa que este programa es transferible socialmente a un contexto habitual.
«Este estudio demuestra la importancia de incluir el ejercicio físico para tratar la obesidad infantil y prevenir el desarrollo de problemas metabólicos”, explica Cristina Cadenas Sánchez, otra de las investigadoras que han coordinado este trabajo.
La obesidad hace que los niños que la padecen se enfrenten a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares o diabetes tipo 2 en el futuro, y a experimentar considerables limitaciones funcionales que influirán en la reducción de su calidad de vida.