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Ramón de Mesonero Romanos
El estrecho de Gibraltar
A EL hondo seno de la mar bravía
Se alzaba el sol dorado, y generoso
Sobre el orbe sus luces derramaba,
Cuando el mar proceloso
En la barquilla mía,
Inquieta el alma, tímido surcaba.
Tiendo la vista por el ancho Occeano,
Y el cuadro hermoso que encantado admiro,
De célico placer me llena el pecho:
Y cuanto más le miro,
Más le hallo soberano,
Que es sin igual el Gaditano Estrecho.
De entrambos mares las violentas olas
Miro chocarse, y al impulso fiero
Deshacerse en espuma convertidas,
Y el viento placentero,
Ya las dirige solas,
Ya las impele á un lado reunidas.
Veo de un lado la escarpada peña
De mil muertes preñada, do el Britano,
Una da sus columnas fuerte mira;
Veo cómo domeña
Los mares, y la mano
Tiende al Olimpo y á igualarle aspira.
No fué victoria, no; traición impia
Fué del inglés el arma reprobada
Para pisar de Gibraltar la arena;
En guerras ocupada
La España ¡oh villanía!
Llegó el Bretón, y allí plantó su enseña.
Deja el pecho escapar un ¡ay! doliente;
Vuelvo los ojos al opuesto lado,
Y siento una alegría bienhechora
Al mirar desplegado
Del Español valiente
El estandarte entre la gente mora.
Sí, vedlo allí, en la cúpula elevada,
Allí do Ceuta está; do el malo gime
Al peso de sus culpas oprimido.
¡Ah nunca el sol anime
En tan fatal morada
Al inocente triste y perseguido.
Corre, vuela, barquilla bienhechora;
Pronta me lleva á do el quejido triste
Del padecer no hiera mis oídos;
Mi pecho no resiste,
Y con aquel que llora,
Llora también el ánimo afligido.
Mas ¡ah cruel! ¿qué hiciste? ¿dó me llevas?
¿Hacia aquel mar de sangre? ¡Qué! ¿Mi pecho
Podrá sufrir las tristes emociones?...
Mira que su despecho
Y su pesar renuevas;
Mira cruel que enciendes sus pasiones.
Te veo ¡oh Trafalgar!; tus ondas miro
De héroes sin fin, honrosa sepultura,
Al cielo alzar la ensangrentada cumbre,
Y lleno de amargura
La vista te retiro,
Y abro el pecho á la negra pesadumbre.
No, tu nombre no es sólo de desgracia,
Que es de gloria también, y complacido
Puede mirarte el que Español se llama,
Al contemplar vencido
Con sin igual audacia
Al que por héroe la Inglaterra aclama.
Pero ya de Tarifa las murallas
Veo, y el pecho en pena sumergido
Vuelve á entregarse á súbita alegría;
Recuerda al atrevido
Que en sangrientas batallas
Hizo al moro sentir su bizarría.
¡Generoso Guzmán! Tu nombre puro
En vano aquel aniquilar quería,
Cuando inmolaba al inocente niño
Y tu pecho ofrecía
El holocausto duro
Al patrio amor del paternal cariño.
Alta Gades, tus muros ya diviso;
Ya tus encantos hieren mi memoria,
Y ya gozoso á tus orillas vuelo;
Ya la sangrienta historia
Huye de mí; ya piso
La España amada, de los bravos suelo.
Calpe, Taspe, montañas celebradas
Do Non plus ultra un Hércules decía,
Hasta que el gran Colón le desmintiera:
La débil lira mía
Es ruda y destemplada,
Y cantar de vosotras no debiera.
1823.