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Trasplante de hígado
El hígado ayuda a combatir infecciones y limpia la sangre. También ayuda a digerir los alimentos y a almacenar energía para cuando el cuerpo la necesite. No se puede vivir sin un hígado que funcione bien. Si el hígado falla, el médico puede colocarlo en una lista de espera para un trasplante de hígado. Los médicos realizan trasplantes cuando otros tratamientos no logran mantener el funcionamiento de un hígado lesionado.
Durante un trasplante de hígado, el cirujano extrae el hígado enfermo y lo reemplaza con uno sano. La mayoría de los hígados provienen de un donante fallecido. A veces, una persona saludable dona parte de su hígado a un paciente en particular. En este caso, al donante se le llama donante vivo. La razón más común para un trasplante en adultos es la cirrosis. Esta es una enfermedad en la que las células hepáticas sanas mueren y son substituidas por tejido cicatricial. En los niños, la razón más común es la atresia biliar, una enfermedad de los conductos biliares.
Las personas que tienen trasplantes deben tomar medicamentos por el resto de sus vidas para impedir que sus cuerpos rechacen el órgano nuevo. (NIH: Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales)